La Asamblea General de la ONU en 1966, proclamó el 21 de marzo como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. En ese día se recordaba cuando, en 1960, la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica en Sharpeville, que era una movilización contra las leyes de pases de régimen apartheid de Sudáfrica. Al proclamar este Día en 1966, la Asamblea General instó a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial.
En 1969 entró en vigor la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, tratado derivado directamente de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en donde se rechazó cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de “raza”, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública, salvaguardando las disposiciones legales de los Estados partes sobre nacionalidad, ciudadanía o naturalización, siempre que tales disposiciones no establezcan discriminación contra ninguna nacionalidad en particular.
La Convención declaró como acto punible conforme a la ley toda difusión de ideas basadas en la superioridad o en el odio racial, toda incitación a la discriminación racial, así como todo acto de violencia o toda incitación a cometer tales actos contra cualquier “raza” o grupo de personas de otro color u origen étnico, así como toda asistencia a actividades racistas, incluida su financiación, declarar ilegales y prohibir las organizaciones, las actividades organizadas de propaganda y toda otra actividad que promueva la discriminación racial e inciten a ella, y no permitir que las autoridades ni las instituciones públicas nacionales o locales promuevan la discriminación racial o inciten a ella.
La Unión Europea aprobó un Plan contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia asociada, como el antigitanismo y el antisemitismo, para desarrollarla en el período 1920-25, encomendando a los países respectivos su aplicación a través de Planes nacionales. La mitad de ellos aún no lo han hecho, entre ellos España, por lo que convendría seguir las recomendaciones de este Plan de acción aprobado por todos y de necesaria aplicación..
La Comunidad de Madrid, construida sobre la diversidad y el fomento de una sociedad de pluralismo, tolerancia y no discriminación, valores constitucionales coherentes con esa divisa regional de unidad concordia, integración y convivencia: “Madrid, la suma de todos”, representa una oportunidad de avance frente a la lacra del racismo y la intolerancia, en unos momentos que el mundo entero se ve afectado de grandes mutaciones sociales que requieren defender la dignidad humana las libertades y los derechos fundamentales, en nuestra comunidad y en cualquier otro lugar.
Sin embargo para frenar su avance, muy estimulado desde las redes sociales y el discurso de odio, se necesita el compromiso de todos, desde las instituciones democráticas, a la sociedad civil, desde los partidos y sindicatos, a las ONG y las empresas, desde las confesiones religiosas a los medios de comunicación, desde la cultura al deporte, desde el sistema educativo a la integralidad de toda una sociedad, para actuar frente a este problema de alcance mundial, como nos recuerda la UNESCO y que amenaza en primer lugar a las víctimas de delitos de odio así como al conjunto de la sociedad.
El Observatorio de la Comunidad de Madrid contra el Racismo y la Intolerancia, consciente del momento actual en el que se observa el crecimiento, especialmente en internet y medios digitales, de las discriminaciones y enfrentamientos identitarios de toda índole, quiere convocar a las instituciones y a la sociedad general a movilizarse para avanzar en aquel sueño de libertad, igualdad y fraternidad que ya sintetizó Martin Luther King, reclamando que nadie sea valorado en función de su color de piel , sino de su personalidad.